Summary: | A partir del hallazgo casual de tres planchas grabadas al aguafuerte y firmadas con las letras "LOY" se inicia la investigación para esclarecer su autoría y revelar la relación de su autor con el grabado. El grabador, el cubano Ramón Loy, realizó dichos grabados en España alrededor de 1915, en el entorno de las clases de Carlos Verger y Esteve Botey; fue ésta una época de expansión del aguafuerte en nuestro país, que se prolongó hasta el inicio de la Guerra Civil. España, en las dos primeras décadas del siglo XX, sirvió como modelo académico tradicional para muchos estudiantes de Bellas Artes cubanos, quienes, a su regreso a Cuba, cultivarán y difundirán desde la Escuela de Bellas Artes de La Habana los conocimientos adquiridos. Ramón Loy, alumno destacado de Grabado en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, hizo amistad con su profesor Esteve Botey. AI volver a Cuba, tras un largo periplo europeo, se convertirá en uno de los pioneros de la joven calcografía cubana, técnica que se practicará asiduamente en Cuba desde la creación, en 1928, de la cátedra de Grabado de la Escuela de Bellas Artes de La Habana, a cargo del español Mariano Miguel, de quien Ramón Loy fue colaborador. La influencia española estuvo muy presente en el grabado cubano hasta los años cincuenta, época en la que fue desplazada por la xilografía, que con su lenguaje expresivo se convirtió en el motor del grabado cubano contemporáneo. Loy apoyará ahora, desde sus escritos en la prensa, las nuevas manifestaciones del grabado cubano.Nuestro último capítulo está dedicado íntegramente a la biografía y obra de Ramón Loy, personalidad actualmente desconocida por diversas circunstancias. Sus actividades, todas ellas interreíacionadas, giran en torno a la pintura, el grabado, la docencia, la escritura y la crítica de arte.
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